ORÍGENES
DEL BARRIO EL CRISTO
Antiguas fotos del barrio
Nuestro
barrio El Cristo está constituido por varios sectores. Además de El Cristo
propiamente dicho, están los sectores de Libertador y Los Pinos, al otro lado
de la quebrada occidental; La Piedra y Los Petriles, al otro lado de la
quebrada oriental; y El Topo, en un pequeño montículo que corona la culminación
de la carretera principal.
El
barrio tiene orígenes campesinos. Esos terrenos se supone que eran propiedad
del Sr. Rosendo Bravo, y constituían una gran hacienda. Nuestros antepasados,
los primeros que se fueron instalando en zonas baldías, eran campesinos venidos
de otros lugares. Se instalaban en ranchos sencillos de bahareque desde los cuales
preparaban las tierras para sus siembras. Poco a poco los supuestos dueños de
los terrenos fueron aceptando la situación llegando a ciertos acuerdos con los
que se habían instalado en estas tierras.
La
Sra. María Lucía Rivas, por todos conocida como Sra. Alicia, es nieta de María
Martina Silva y Jesús Monasterios, y está casada con el Sr. Antonio Díaz. Su
abuelo Jesús tuvo 5 hijos (Nicolasa, Román, Amalio, Eliseo…). Alicia es hija de
Nicolasa, y ya se había instalado en estas tierras de El Cristo. La Sra. Alicia
llegó al Sector El Cristo, proveniente de Las Adjuntas, en el año 1943.
Entonces tenía 12 años, y aquí se quedó a vivir hasta el día de hoy, en el
sector de la entrada a El Cristo. El agua la sacaban con una bomba de lavadora
de un manantial que salía al lado de la casa.
Recuerda
que pocos años después, hacia 1949, el Sr. Antonio, Jesús Víctor y Natividad
Barrios, entre otros, hicieron la carretera de tierra a pico y pala.
En
el año 1952 el gobierno asfaltó la carretera principal que llamamos de La
Macarena Sur, y que entonces era la única vía hacia Carrizal, carretera
nacional, pues la Panamericana estaba en construcción.
El
primer transporte colectivo que pasaba por la carretera vieja era la Línea San
Teque y cubría la ruta Caracas – Los Teques.
En aquella época al sector El Cristo lo conocían como "la bajada del infierno”. En las noches sin luz eléctrica, muchos eran los que veían u oían espantos y apariciones: el judío errante con sus lamentos y gritos después de las 12 de la noche, el carretón del diablo, y otros fenómenos misteriosos. Víctor Cortés vio cuando pasaba el carretón y varios testigos lo oyeron cuando todavía no había carretera. El Sr. Antonio recuerda una noche en que se despertó y observó al salir de la casa, hacia la medianoche, un burro comiéndose las mazorcas de la siembra de maíz, y dijo para sí: ¡mi abuelo se va a poner bien bravo cuando se levante! Pero la sorpresa fue que cuando se levantaron las mazorcas estaban intactas.
La Sra. Juanita Romero, viuda de José Rafael Castillo llegó en el año 1941 al sector El Topo, con 19 años de edad. Llegaron de Carayaca. Aquí tuvo 7 hijos (4 hembras y 3 varones). Le compraron un rancho de bahareque al Sr. Santiago, junto a la torre de luz que ya entonces existía. Ella es pisataria, como la gran mayoría de los habitantes, desde hace muchos años.
Sus vecinos fueron la Sra. Valentina y la Sra. Francisca. La Sra. Francisca era nombrada como “la aguacatera”. Sus papás, el Sr. Nicolás Rojas y la Sra. Rita, ya vivían aquí de antiguo.
La Sra. Valentina Granadillo llegó al sector El Topo en 1960, cuando tenía 22 años. Tiene 43 años viviendo aquí y ahora cuenta con 65 años de edad. Fue esposa de Victoriano Castro, agricultor, y tuvo 12 hijos (4 hembras y 8 varones).
Llegó al sector El Topo proveniente de La Quebrada Santa María, sector El Cañaote, al fondo de estos mismos valles, en los linderos de Guaremal, lugar donde se dedicaban a la agricultura. Otros primeros vecinos del Topo fueron las familias Rojas (Francisca y Eusebio), el Sr. Casiano con la Sra. Luisa, y el Sr. Celso, yerbatero que curaba la culebrilla y otras enfermedades.
La Sra. Juana Aranguren, esposa del Sr. Benito Luzardo, llegó de 25 años en el año 1953. Aquí nacieron sus hijos: 3 varones y 4 hembras. Su papá, el Sr. Nicolás Aranguren, vivía ya aquí. Tenía 2 burros, y vinieron del Sector Agua Negra de El Junquito. El rancho donde vivían anteriormente se cayó por las lluvias y el Sr. Rosendo Bravo les dio de palabra los terrenos donde están actualmente, en el Sector La Lagunita, entrando a Los Pretiles. El sector se llamaba La Lagunita porque donde viven actualmente el Sr. Emilio González y la Sra. María existía una lagunita. Hoy día los hijos y nietos de la Sra. Juana no cuentan con un documento de propiedad de los terrenos.
En los primeros tiempos de asentarse en El Topo y La Lagunita, todos cargaban el agua desde La Tanquilla (había un naciente de agua con varias llaves de donde tomar el agua en el sector La Lagunita), hasta el año 1967 en que instalaron el agua por tubería. Esta instalación y las sucesivas realizadas las hicieron los mismos vecinos.
Las primeras aguas por tubería las trajeron desde La Mata en un tubo de 2”. Cada sector recibía agua un día a la semana, y se turnaban las personas encargadas de abrir y cerrar las llaves de paso, hasta que la alcaldía puso como encargado fijo al Sr. Hilario, aunque seguían turnándose los vecinos (sobretodo la Sra. Benigna, Castor y Nazario), pues el Sr. Hilario cerraba las llaves del sector que no le tocaba y siempre había un vivo que las abría más tarde.
El Sr. José Manuel Parra llegó poco después al sector El Cristo. Fue por el año 1961, ya hace 42 años. Es casado con Inés María Jiménez, y han tenido 11 hijos. Sus vecinos para la época eran la Sra. Betty, el Sr. Natividad y el Sr. Rafael Martínez. El Sr. Rosendo Bravo, supuesto dueño de estos terrenos, le dio un permiso para construir. En aquella época le pagaban una renta mensual de Bs. 10. Cuando alguna persona no podía pagar lo hacía con cosecha. Así sucedió que algunos vecinos compraron los terrenos y otros, por distintas razones, no lo hicieron.
El Sr. Natividad vivía donde actualmente vive su hija, pero el edificio lo fue construyendo poco a poco. El Sr. Rafael vivía a la entrada del Callejón San Rafael, nombre que se puso en memoria de este señor tan recordado por su práctica de echar el agua a todos los niños nacidos en el barrio. Este señor ya vivía allí antes de los años sesenta con su esposa Jesusita, y tenía su siembra por la quebrada abajo.
Un poco más abajo se encontraba la cancha de los Aspirantes, un equipo de bolas criollas al que pertenecía el Sr. Carlos Morales. Y descendiendo otro tramo más se encontraba el brujo Villegas, al que venían buscando la curación muchas gentes de Los Teques.
Desde antes de los años sesenta ya se habían instalado en el Callejón San Rafael varias familias: El Sr. Maximino con su Sra. Petra de Cartay (Maximino trabajaba en una fábrica de explosivos, y en las fiestas navideñas siempre traía estrellitas para los niños del barrio); la Sra. Agustina y su esposo Juan, que tenía su siembra en Los Petriles (La Sra. Agustina tenía un burro con el que cargaba agua para los vecinos y cobraba a locha por lata); la Sra. Leonisia, la Sra. Gonzaga...
Fue a finales de los sesenta cuando llegaron los Arráez, los Morales y el difunto Sr. Chaparro, que sería el primer Presidente de la Asociación de Vecinos, y que ¡tanto hizo por el bienestar del barrio!
En la zona del Los Pinos, pocos recuerdan la existencia de una pollera propiedad de unos portugueses. Por conflictos entre los dos socios se acabó el negocio. Así que ya para los sesenta lo que existía era la Bodega La Macarena, una cancha de Bolas Criollas, y una casa que servia de Escuela Primaria.
El Compa, Jesús González, por todos conocido, fue uno de los primeros que construyó su ranchito en El Libertador, pero después se pasó a vivir al Callejón Principal de El Cristo. El Sr. Cándido Emilio González (Melitón) le compro a su primo Jesús González (el Compa) el ranchito de bahareque. El Sr. Meliton vive ahí desde los años sesenta. Otros primeros pobladores fueron José Izarra (difunto), Tito Velis (difunto), José Benito Valladares (difunto), Jesús María Castillo, los Guerra y los Martínez. Jesús María Castillo tiene habitando en la zona 52 años, desde 1951, y cuenta que unos españoles fueron los fundadores del callejón. Se llamaban José García y María de García, y su descendencia vive allí. También nos cuenta que la Urbanización Macarena Sur nació en el año 1948.
Los primeros pobladores del sector Los Pinos, que es un callecita ciega con caminos vecinales, fueron las familias Repillosa, Villarreal, Mercado, Luisa Coello, Pablo y Tomás Enrique Urbina y el profesor Ramón. A principios de los sesenta sólo existían unos diez ranchitos en el sector.
Los hijos del Sr. José Manuel estudiaron en la escuelita del sector Libertador y ahora son todos profesionales. El Sr. Nazario fue Presidente de la Comunidad Educativa de esta Escuelita, que no tenia nombre y sólo contaba con cuatro salones. El Sr. José Gálvez y el Sr. Nazario hicieron las gestiones para lograr que fuera mudada al sector Vuelta Azul, en los terrenos más amplios del crematorio de basura que quedaba allí. En tres meses lograron que hicieran la escuela y se la entregaran. Hoy día es la única unidad Educativa para el gran sector de La Macarena Sur. Es así que la gran mayoría de los niños estudian fuera de esta comunidad, y en la Escuela se presenta un gran hacinamiento debido al crecimiento de la población.
El Sr. Nazario Camejo llegó al sector El Cristo en el año 1964. Vivía a 500 metros de la entrada, en la carretera principal, al lado de la Sra. Petra, ya difunta, y frente a Otilio Espinoza. Lo sacaron unos años después para agrandar la carretera, pero se quedó en La Macarena Sur hasta el año 1999 en que se mudó.
Recuerda que fue en el año 1965 cuando el Sr. Francisco Díaz (chichero muy conocido en Los Teques) tuvo la idea de cambiarle el nombre al sector. En lugar de Bajada del Infierno lo llamarían Callejón El Cristo. Le comunicó la idea al Sr. Nazario, y éste tomó la iniciativa de colocar un aviso con el nuevo nombre al comienzo de la bajada. Y habló además con los vecinos para empezar a llamarlo así.
En junio del año 1961 había llegado el Sr. Otilio, nacido en 1927. Cedió parte de su terreno cuando se amplió la carretera. El Sr. Otilio también la pagaba con la frecuencia establecida al los Sres. Bravo para adquirir sus terrenos.
Por estos años sesenta hubo un incremento notable de la población del barrio por el desplazamiento sucesivo de los habitantes del sector La Platanera (llamado así porque existía un depósito para distribuir plátanos y cambures), vía la Mata, que fueron desalojados de aquellos terrenos, y tumbaron sus casas. Entre ellos se encuentran las familias Castillo, Arráez, Manríquez, Morales, entre otros que se han extendido ampliamente en el barrio.
Otro factor de crecimiento poblacional fue la construcción de las Residencias. A finales de los sesenta, el Sr. Juan, portugués, construye las Residencias Miranda en la parte superior del barrio, y comienzan a alquilarse algunas piezas. Se abre además el Abasto Miranda. Más abajo, la Sra. Teresa y su esposo Manuel (brasileño), que en paz descansen, comenzaron a construir y a alquilar las Residencias María Teresa. Nuevos pobladores llegan al sector El Cristo, algunos de ellos con breve permanencia, por su condición de alquilados. La mayoría de estos pobladores siguen siendo inquilinos, y algunos de ellos muy antiguos, tales como los Olivares, y la Sra. María (cariñosamente Chiquita).
En el año 1963 se amplió la carretera de tierra. Además, los Bravo, por el interés de vender las propiedades, pavimentaron unos cincuenta metros en la entrada del barrio.
Unos años más tarde, en 1971, se pavimentó por partes toda la carretera hasta la cancha de basket a través de la autogestión. Los dirigentes vecinales que llevaron a cabo esta obra fueron los Sres. Andrés Chaparro, Luis Molina (difuntos) y el Sr. Natividad Barrios. El gobierno ponía los materiales y los vecinos la mano de obra.
A los pocos años se abrió la calle para meter la red de cloacas y la tubería de aguas blancas, que era de asbesto. Se instalaron después de que ya se había pavimentado la calle, una costumbre nada racional pero que aún la vemos practicar con relativa frecuencia en nuestra ciudad. Al concluir esta obra se hizo una reparación general de la carretera. A raíz se esos remiendos sufrimos del mal estado de la Calle Principal de El Cristo.
Recuerdan que con el terremoto del 67 algunas casas sufrieron daños y algunos vecinos tuvieron que reubicarse. La Sra. Digna, que también vivía desde antiguo en la entrada de El Cristo, con sus tres muchachos, tuvo que trasladarse a la actual vivienda.
El Catire Vargas fue el pionero para poner la luz eléctrica, que llegó en el año 1970, aunque en el Callejón Libertador no llegaría hasta cerca del año 1981. El Sr. José Manuel Parra recuerda que el primer depósito que hizo para la instalación de la luz eléctrica fue de Bs. 20,00.
Los Sectores de La Piedra y los Pretiles fueron poblándose posteriormente, sobretodo desde finales de los ochenta. El Sr. Ramón Manrique llegó al Sector La Piedra en el año 1978. Primero se instalaron en el Sector La Planada, pero el Sr. Rosendo Bravo los reinstaló en La Piedra, midiéndoles 600 mts. Luego la familia se dividió y él se quedó en este sector de La Piedra. Cargaban agua desde La Planada. El papá, junto con varias personas, compraron tubería de ½”. Ahora ya instalaron una de 3 ¼”.
El Sr. Ramón es hijo del Sr. Luis Manrique, la primera persona que se instaló en Barrio Nuevo. En primer lugar habían vivido en el sector Los Petriles.
Jorge Luis Valderrama llegó al Sector La Piedra en el año 1984. Es hermano de Carmen Valderrama. Cuando se instalaron allí, ofrecieron medirles el terreno pero los dueños no volvieron. Para traer agua, cargaban tobos desde el sector El Progreso hasta que metieron tuberías.
La Sra. Isabel Aranguren llegó al Sector La Piedra en el año 1985. Tiene 18 años en este sector. Recuerda que agarraban agua desde La Tanquilla, en el sector La Lagunita. Cargaban la comida desde Los Teques en la burra. El Sr. Rosendo Bravo abrió la carretera de Cruz del Valle con tractor, y lograba llegar hasta la quebrada Santa María con un jeep rojo. En la parte de la quebrada había puesto unos tubos de cemento y una construcción de hierro para poder pasar con el jeep, pero una de las lluvias tormentosas se llevó los tubos.
Este sector todavía no cuenta con los servicios básicos tales como electrificación, vialidad, transporte, cloacas… Los servicios mínimos que existen han sido instalados por los mismos vecinos.
El sector Los Petriles existía como lugar de sembradíos campesinos. Fue llamado así en el año 1980 por el Sr. Andrés (difunto), agricultor que vivía en esa zona y tenía sembradas 3 hectáreas de terreno. Para regar su sembradío hizo un drenaje con agua de la quebrada, que en ese tiempo era potable. En esos tiempos los únicos que vivían en Los Petriles eran el Sr. Andrés y el Sr. Evaristo, también agricultor. Además de ellos estaban los conuqueros, como Agustina y Victoriano, que bajaban a sembrar. Fue ya por los años noventa cuando comenzó a poblarse de vecinos.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la palabra Pretil significa: 1.- Vallado que se pone para seguridad de los transeúntes. 2.- Calzada o paseo a lo largo de un pretil.
Hoy día es un sector que ha crecido notablemente y han desaparecido los cultivos, convirtiéndose en un sector más del barrio.
Cuenta con un camino vecinal, construido por autogestión; con electrificación incompleta, aguas blancas, también incompletas.
Para llegar a los sectores de Los Pretiles y La Piedra es necesario atravesar una quebrada, pasando sobre un cajón de concreto armado, que hace las veces de puente. Existe un proyecto para unir El Cristo con El sector Cruz del Valle Rodríguez.
El último sector de la comunidad en formarse fue La Planada, antiguo terreno de paseo y de juego para los niños.
Las familias en este sector se fueron organizando en ese lugar desde 1998. Algunas de las familias se establecieron en el barrio luego del desastre de Vargas (diciembre 1999). Muchas comenzaron casi sin empleo y eran familias jóvenes desplazadas. Este sector se encuentran más alejado de los sitios centrales y de concurrencia de “El Cristo”, y su calle principal está aún sin asfaltar, después de 17 años de ser habitado.
La Planada es una zona más baja topográficamente, pero sigue siendo montañosa. Se le llama La Planada porque la calle que da acceso a esta zona se extiende sobre la cima de una montaña y a los lados, o a la falda de la montaña, es que están ubicadas las casas (ranchos) de la gente.
Al inicio era solamente una familia la que comenzó a construir en esta zona. Después de construida esta casa, se le dio alojamiento a una pareja mientras construía su casa al lado. Y así se fueron construyendo muchas otras casas.
Estos terrenos tienen dueño y por tanto ese proceder fue llamado “invasión de terreno”. No obstante, algunos miembros de esta nueva comunidad se organizaron y con el apoyo de vecinos de otros sectores iniciaron trabajos para conseguir los servicios de luz eléctrica y de aguas blancas. Después de varios contratiempos consiguieron su acometido.
“De la noche a la mañana” eran numerosos los “ranchitos” mal parados (cuatro palos con un plástico) en La Planada. Hasta la calle de acceso estaba “invadida”.
El dueño de estos terrenos se hizo presente en el lugar y pidió que desalojaran su propiedad amenazándoles con traerles La Guardia Nacional. La gente, muchos por necesidad, decidieron continuar en el lugar. Decimos que muchos por necesidad porque había la presencia de algunas personas que “invadieron” en la zona para vender los terrenos a personas que realmente necesitaban de una casa.
Al poco tiempo los cuerpos policiales hicieron acto de presencia y pidieron que desalojaran el lugar amenazando con la fuerza. El 17 de septiembre sin mediar palabras tumbaron los ranchos con mujeres y niños dentro, porque la mayoría de los hombres estaban trabajando. Las mujeres fueron las que se organizaron y fueron a reclamar a la Alcaldía de Guaicaipuro y a poner la denuncia a los diarios de la localidad y a la fiscalía, puesto que algunos niños salieron heridos en la acción de los cuerpos policiales.
Testimonio de Mariela
El origen lo describe con emoción Mariela, una de las pobladoras del Sector. Con ocasión de las luchas por la propiedad de la tierra urbana, Mariela contaba así su llegada al barrio, sus primeras luchas, y el momento de desalojo por la policía:
Me llamo Mariela Moreno y soy una de las primeras personas que llegó a estos terrenos ubicados en un sector de la Macarena Sur, Edo. Miranda, Municipio Guaicaipuro.
La entrada principal del Callejón El Cristo viene a dar a la Avenida Principal de La Macarena. Esta avenida hace su recorrido desde La Redoma de Los Teques en la vía Panamericana, entrando por La Matica, y siguiendo la vía de La Macarena, hasta el final del Arco, por donde tiene salida a la Panamericana aproximadamente en el Km 20.
El Cristo tiene una sola carretera como Callejón Principal y me sirvió de acceso para conocer los diferentes sectores en una visita que realicé por esta comunidad.
Al final de una bajada bastante pronunciada, en un valle profundo, me encontré con una cancha deportiva. Detrás de la cancha logré ver que en una ramificación existía una calle muerta. Avanzando por allí llegué hasta donde estoy ubicada en el día de hoy: La Planada. Es un lugar que goza de un agradable paisaje natural, con abundante flora y fauna, y con verdes montañas al fondo. Es un ambiente propicio para echar a volar la imaginación.
El camino que encontré allí se caracterizaba por su fuerte inclinación, sus desniveles, sus irregularidades, y sus continuas curvas, típico de los relieves montañosos y de las tierras baldías. Una caminería larga y estrecha avanzaba hacia el fondo de la quebrada hasta un kilómetro más adelante del terreno que escogí para vivir.
Fui la primera persona que llegó a estos terrenos. Con fecha de 15 de octubre de 1998, hace ya casi 5 años, comencé a banquear. Durante tres meses iba y venía, para seguir banqueando.
Algunas de mis anécdotas de la época las viví con el autobús. Pronto pude observar que sólo existía uno destinado a ofrecer el servicio de transporte a esta zona. Tenía que esperar durante una hora que bajara o subiera, y a veces me sucedió que subía lleno, y no me podía montar, y me tocaba subir caminando hasta la avenida.
Luego construí mi ranchito y comencé a vivir allí con mi esposo y 7 hijos. Duramos 6 meses solos, sin más nadie que hubiera tomado terreno. Después se le dio alojamiento a 3 de mis familiares y a una pareja mientras construían sus ranchos.
De la noche a la mañana se fueron incrementando los ranchos, construidos por muchas otras familias venían con la misma situación que yo.
A medida que el tiempo pasaba, se fue corriendo tanto la voz de la invasión de los terrenos que llegó a oídos de los dueños. La sorpresa fue cuando menos lo esperábamos. Aparecieron los supuestos dueños trayendo consigo una orden de desalojo de su propiedad con amenazas de traer a la Policía Municipal. Cuando llegó la Policía nos resistimos a salir del lugar sin antes llegar a un acuerdo. Les pedimos que nos dejaran vivir allí, así fuera pagando el pedacito que habíamos tomado, porque no teníamos otro lugar donde vivir.
Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos nos derrumbaron los ranchos. Era el 17 de septiembre el 2000, en horas de la mañana, cuando sin mediar palabras tumbaron los ranchos con mujeres y niños dentro, porque la mayoría de los hombres estaban trabajando fuera. Los policías no mediaron palabras ni tomaron en cuenta la presencia de los niños. Cuando destruyeron los últimos ranchos, las mujeres que estaban dentro con los niños porque no se resignaban a perder la esperanza, algunas fueron aporreadas y los niños heridos a causa del forcejeo. Pero todo se había consumado.
Después que se fueron, el lugar quedó desolado. El trabajo que habíamos hecho se había quedado en el vacío. Algunos de nosotros llorábamos de angustia al ver nuestras camas, cocinas, artículos personales y todo aquello que era lo que tan solo teníamos, ahora estaba sin techo seguro, a la intemperie, sin saber si esa noche llovería, y el frío que nos tocaba pasar, sin nada que ofrecerles a nuestros hijos, esperando dormir en la calle. Sin contar con aquéllos que esa noche se desvelaron cuidando a sus mujeres, y en la mañana temprano se irían a trabajar, y otros a buscar qué comer, y otro grupo pensando la manera de solucionar el problema, no de uno sino de 88 familias que en ese momento nos encontrábamos desoladas, sin orientación.
Las mujeres que estábamos en ese momento nos organizamos para reclamar y luchar nosotras, ya que los espososo se encontraban en esos momentos trabajando. Fuimos a poner la denuncia en los diarios de la localidad, y nos dirigimos a la Alcaldía de Guaicaipuro, a la Dirección Civil y Política, a denunciar que algunos niños salieron heridos en la acción de los cuerpos policiales.
Después de mucho esfuerzo la Comunidad logró hablar con el sr. Horacio Scott y con los dueños del terreno, los cuales no lograron demostrar ser los propios dueños, por falta de documentación precisa. Además, tenían una cuantiosa deuda acumulada con el fisco nacional, por no haber cancelado sus impuestos durante 20 años. Pudimos argumentar también que los terrenos estaban abandonados. Así que logramos llegar a un acuerdo, lo cual nos alegró mucho. Nos pusieron las siguientes condiciones: que no podíamos parar más ranchos ni aceptar más gente, que tendríamos que pagar los terrenos, que construiríamos pozos asépticos y mediríamos los terrenos.
La Asociación Hermanos Bravo, con la que llegamos al acuerdo, estaba representada por el sr. Jesús Narciso Bravo, C.I. 3.120.504. y la sra. Evelyn Lucena de Veroes Bravo.
Después de todo el sacrificio por conservar nuestros terrenos, y al ver que la Asociación de vecinos de no nos ayudaría, decidimos organizarnos para formar una Asociación Civil con el fin de conseguir mejores condiciones de vida. La Junta directiva fue elegida por decisión unánime, y de inmediato comenzamos a trabajar por medio de cartas y correspondencia, a medida que la comunidad fue colaborando para crear un pequeño fondo destinado a comprar hojas, factureros, lápices, borrador, una lámina como cartelera, abrehuecos, etc..., mandar hacer el sello, y notariar el Acta que se levantó ese día.
Luego pagamos la elaboración del Proyecto de Electrificación, que como es una empresa privada había que cancelar los planos y el dibujante que ubicaría los postes. Mientras tanto, al ver la necesidad, ya que hasta el momento estábamos a oscuras, alumbrándonos con velas, al momento resolvimos conectarnos a dos postes y distribuir los cables a cada familia, y así nos hemos mantenido hasta el día de hoy, esperando que se vean los resultados.
Estamos esperando que el Alcalde Raúl Salmerón aporte la cuota inicial para que el trabajo comience.
También hicimos la solicitud de agua a Hidrocapital, empresa que nos dio la respuesta rechazando nuestra petición por temor a una demanda por parte de los dueños de los terrenos. Entonces tuvimos que arreglarnos con una toma del sector vecino, de ½ pulgada, que no alcanzaba a cubrir nuestra ruta. Desde allí conectábamos mangueras hasta casi un kilómetro, que equivale a 100 metros, para poder hacer las labores diarias de cocinar, lavar, bañarse, etc. Entre tanto logramos recolectar dinero para comprar más tuberías. Este fue un hecho importante porque, aunque a duras penas, al final la comunidad respondió.
Hicimos, además, peticiones para el asfaltado de la carretera, ya que todo el trayecto es de tierra, desde la entrada hasta el final, con grietas, hendiduras y huecos. Viendo que necesitábamos buenos canales para las aguas negras y que la zanja principal necesitaba ser embaulada, para evitar humedad en época de lluvias, dirigimos esta problemática a los ingenieros de INVITRAMI y al Gobernador, con el apoyo del Concejal Avelino Useche, y de Juan Pineda, Presidente de la Línea El Paso (éste nunca se opuso a que el transporte llegara hacia nuestro sector, siempre y cuando estuviera pavimentada la carretera). Los ingenieros vinieron, midieron, calcularon, y se fueron. Hasta el sol de hoy no nos han dado respuesta, aun viendo la necesidad que tenemos de transporte. En varias oportunidades nos comunicamos con ellos por teléfono, y nos responden que son 4 ingenieros los que tienen el proyecto, pero no se sabe cuál de ellos le va a dar respuesta a esta petición de la comunidad.
Actividades educativas, culturales y deportivas
Actividades socio productivas y trabajos colectivos
Acceso de entrada al barrio
Inicio de la construcción de la Base de Misiones
(mes de enero)
Identidad actual
La
entrada principal del Callejón El Cristo viene a dar a la Avenida Principal de
La Macarena. Esta avenida hace su recorrido desde La Redoma de Los Teques en la
vía Panamericana, entrando por La Matica, y siguiendo la vía de La Macarena,
hasta el final del Arco, por donde tiene salida a la Panamericana
aproximadamente en el Km. 20.
El
Cristo tiene una sola carretera como Callejón Principal. Al final de una bajada
bastante pronunciada, en un valle profundo, se encuentra una cancha deportiva.
Otros callejones y ramificaciones dan origen a los otros sectores nombrados: El
Libertador, Los Pinos, El Topo, Los Pretiles, La Piedra.
En
todos estos sectores, calculamos aproximadamente unas 2000 familias y unos 8000
habitantes, pero es necesario actualizar el censo. El último se hizo en 2007.
Podemos
describir la realidad actual del barrio como la de una gran familia, unida por
lazos de compadrazgo, y uniones de nuevas parejas entre los descendientes de
las familias más antiguas.
Existe,
sin embargo, la realidad de aquellas familias que vienen y van, que no
permanecen mucho tiempo en el barrio, que viven alquiladas o construyen su casa
y al poco tiempo se van.
Existen
un buen grupo de familias estables, en las que tanto el hombre como la mujer
cuidan de sus hijos, trabajan ambos, y juntos buscan superarse.
Pero
también abundan las familias en las que la mujer hace de padre y madre para su
hogar.
La
mayoría de estas familias son procedentes de distintas partes del interior del
país (centrales, andinos, zulianos, llaneros, orientales...), aunque algunas
otras provienen del exterior: hay colombianos, haitianos, peruanos,
trinitarios, portugueses, españoles…
Existen
la mayoría de los servicios públicos: aguas blancas, luz eléctrica, red de
aguas negras, aseo urbano, teléfono en algunas casas. Pero son servicios
insuficientes, y no llegan de igual manera a todos los sectores. La red de agua
potable está francamente deteriora. El agua llega a las casas con restos de óxido
de hierro de las tuberías.
Sobre
la educación y los oficios o profesiones de los habitantes del barrio podemos
afirmar que existen un 10% de profesionales, incrementándose éstos en pocos
años gracias a la Misión Sucre.
Del
90% restante una buena parte ha culminado su primaria, pero muchos jóvenes
dejaron los estudios antes de finalizar su bachillerato. En los últimos años se
nota una preocupación mayor por continuar los estudios o incluso retomarlos. Ahora
hay un grupo de unas 60 personas jóvenes y adultas inscritas en la Misión Ribas.
Los
oficios más comunes son: obreros, albañiles, vigilantes, mecánicos,
electricistas, docentes y trabajadores de economía informal; entre las mujeres
también abundan las que trabajan en casas de familias, limpiando, cocinando,
lavando o planchando. Otro grupo trabaja en algunas fábricas de Los Altos
Mirandinos (de alimentos y vestuario, principalmente). Y muchas jóvenes
consiguen empleos por contratos breves en tiendas variadas atendiendo al público.
Hay un buen grupo de desempleados.
Un
gran número de personas del barrio sale muy temprano a desenvolverse en sus
trabajos cotidianos, ya que existe sólo dos autobuses destinados a ofrecer el
servicio de transporte. Antes de las 5.00 am sale el primer bus del barrio
hacia el centro de la ciudad.
Sobre
tradiciones, festividades y celebraciones, recordamos cómo se celebran el Día
de las Madres, el Día del Niño, la Semana Santa, la Cruz de Mayo y las fiestas
decembrinas.
La
mayoría de nuestros niños estudian en las Unidades Educativas de Los Teques,
fuera de la comunidad: Manuel Clemente Urbaneja, Tácata, Guaicaipuro,
Guarenas…, todas ellas bien retiradas del sector, pues la única Escuelita existente
en el sector se hace insuficiente, pues solo puede atender, en doble turno, a
un total de 400 niños aproximadamente, y abarca toda la población de la Macarena
sur, con más de 15000 habitantes.
Algunos
niños de los sectores más retirados de la comunidad se les dificulta conseguir
el cupo y se han quedado sin estudiar por varios años.
Es así que juntos se
ha logrado construir la actual Base de Misiones que pronto se espera su
inauguración, y será un refuerzo más para la consolidación de los proyectos educativos, deportivos, alimentarios, en salud, culturales y sociales de la comunidad.
El actual consejo
comunal trabaja con sus distintos voceros en este esfuerzo.
Se
ha constituido la UBCH con sus 10 patrullas, que impulsan el desarrollo político
y la reflexión concientizadora de la comunidad. Damián Sosa es su presidente.
Me puedes dejar tu correo? Me gustaría hacerte algunas preguntas, gracias.
ResponderEliminarNunca es tarde si la dicha es buena, suele decirse. Casi no veo los comentarios, porque me hacen muy pocos... Hoy me dediqué a revisar.... Mi correo: ht2martinez@gmail.com - Soy Tomás
Eliminar