Foto Joel Aranguren
Llegué al
barrio El Cristo de Los Teques (ubicado en la Macarena Sur) hace veinte años.
Hacer crónica del barrio es, de algún modo, hacer crónica de mi recorrido por
su callejones, senderos y escaleras, de mi encuentro con sus antiguas gentes
campesinas, de mi tropiezo sorprendido con la muerte antes de tiempo y el
sufrir cotidiano sobreabundante, de mi incorporación a la organización de un
pueblo que ha querido ser protagonista de su historia.
EL CRISTO CAMPESINO
Por estos valles y cerros se asentaron
los indios Teques y organizaron su resistencia, frente a los españoles y sus
aliados, ávidos usurpadores de tierra y minas. Por estas tierras, Guaicaipuro y
sus gentes hicieron la vida. Todavía quedan restos de las semillas que no han
podido exterminar las empresas transnacionales: Aquí sembramos, en los patios y
laderas montañosas, la yuca, el ají, la auyama, el aguacate criollo, el frijol y
otros granos ─en un sinfín de variedades autóctonas─, como la tapirama y el
quinchoncho, que son buena parte de aquel legado alimentario.
La familia Granadillo llegó de La
Quebrada Santa María, sector El Cañaote, y sus miembros no han dejado la
tradición de buenos sembradores. La señora Valentina cuenta acerca de su
llegada, poco antes del año 1960. Se asentaron en un pequeño montículo -El
Topo-, que aflora al final de la ruta de la vía principal de El Cristo. A su arribo,
construyeron las típicas casas de bahareque en las que no faltaba el fogón.
Algunos de ellos, como Isaías o la misma Valentina, aún la conservan. La señora
Francisca, conocida como aguacatera, hija de Nicolás Rojas y Rita, recorría el
barrio con su cesta de frutos sobre la cabeza. El señor Celso, sabio conocedor de
plantas, era apreciado por su habilidad para curar distintos males, en especial
la “culebrilla”.
Así como El Topo, hay otros sectores: Los
Pretiles, La Piedra, San Rafael y, finalmente, Barrio Nuevo, que se fueron
poblando de gentes de la tierra. Los productivos patios existentes son una
muestra de dónde venimos. Muchas familias han sido fieles transmisoras de sus
orígenes al crear estos espacios que incluyen principalmente plantas
medicinales, tales como malojillo, toronjil, menta, sábila, albahaca, ruda,
artemisa, acetaminofén… donde, además, se dejan crecer las plantas autóctonas
mal-llamadas malezas, como el llantén, la yerbamora, la pira (o yerba caracas),
árnica, cadillo de perro, salvia, cilantro de monte, pasote y pare usted de
contar. En los patios de mayor tamaño se destacan árboles de aguacate, mango,
guanábana, así como limoneros, naranjos, matas de lechosa y níspero chino, como
le dicen en el barrio…
La existencia y persistencia de conucos
en la parte más profunda del barrio, junto a las diversas quebradas y pozos,
mantiene la tradición del uso socio-productivo de algunos terrenos. Varios
conuqueros viven junto a su siembra en un rancho de bahareque; otros, bajan a
trabajar el terreno, y suben a sus viviendas en el propio barrio El Cristo.
Ellos han sostenido la siembra de maíz, yuca, caraota, batata, tomate, ají,
cilantro, cebollín, auyama, ocumo, ñame, cambur, chayota, pepino, calabacín,
berenjena, papa, quinchoncho, parchita, entre otros, tanto para abastecer a los
miembros de su familia con la cosecha, como para colocarla en el mercado local.
Por ahí andan nuestros orígenes
campesinos. Hay una tarea larga para reconstruir nuestra historia. Mucho se
mantiene en la memoria de los hijos y nietos. Algo se ha recogido en los
procesos de construcción comunal: Carta del Barrio, Proyectos de los
estudiantes de las Misiones Robinson, Ribas y Sucre, proyectos del Consejo
Comunal. Es necesario continuar con estas indagaciones, con el objetivo de
profundizar en nuestras raíces y valorar lo propio.
Balbina
Vino
del llano
con
su amor completo
por
la tierra y la siembra
Su
casa se llenó
con
gamas de mil verdes
y
alegres motas de colores
Un
vivero
recorre
el barrio
de
puerta en puerta
Catire
Un
emplasto de árnica
lo
sanó en pocos días
Su
flor amarilla
ilumina
el cerro
Las comadres
Ellas
se ilustran
sobre
el uso capsular
de
la mata de sábila
Centinela de
agua
El
apamate
inunda
el cielo en cuaresma suave
La
cruz florida del mes de mayo
atenúa
el morado en el leve lila
Sobre
el azul
con
el sol esplendoroso
luce
tan alegre
como
una niña
que
ríe jugueteando
entrelazando
dedos
cabellos
y
presagios
EL
CRISTO DE LOS INFIERNOS
A los pocos meses de vivir en El Cristo
(fue en noviembre de 1997) un amigo se acercó a visitarme. Al igual que ahora ─y
ya son dos años sin contar con una ruta de buses─, la carretera principal había
cedido por las lluvias y, para ir al trabajo, nos tocaba subir y bajar a pie
todos los días. El amigo, poco acostumbrado a los cerros, después de llegar a
la casa situada al fondo del barrio, con la lengua afuera, alcanzó a musitar: “Éste
es El Cristo de los infiernos”. Me quedé pensando en la vaina, y escribí estos
versos:
El Cristo en quien vivimos
Nuestro barrio
es el Cristo
y es posible
verlo cada día
subiendo al
Gólgota
o bajando a los
infiernos
El mito judeocristiano del descenso de
Cristo a los infiernos es evocador. Aquí subimos y bajamos cual cristos, a las
entrañas del mal –puede decirse- con la misión de seguir viviendo, de seguir
salvándonos, ojalá que en colectivo. Somos los pobladores de esta comunidad
quienes día tras día salimos y regresamos, moviéndonos de la cota 1.100 a la 1.200
metros de altitud sobre el nivel del mar. La Semana Santa, con Viacrucis
incluido, en recorrido por las calles de Barrio Nuevo o por la principal de El
Cristo, nos recuerda los actuales calvarios.
Fue después, cuando me contaron que hasta
los años 60, a El Cristo lo conocían como la
Bajada del Infierno. Nazario Camejo recordaba que precisamente en el año
1965, Francisco Díaz (el famoso chichero de Los Teques) tuvo la idea de
cambiarle el nombre al sector. En lugar de Bajada
del Infierno lo llamarían El Cristo.
Nazario tomó la iniciativa y colocó un letrero con el nuevo nombre a la entrada
del barrio.
De infiernos y otros demonios son
también las leyendas típicas de la zona, en especial la del carretón, cuyo
traqueteo nocturnal recorría la recién estrenada carretera cuando la niebla desposaba
la quebrada.
Una década más tarde, ya entrados los
70, llegaron los infiernos más de temer: las bandas y luchas por el control
territorial, el microtráfico, los policías y jueces cómplices, complacientes y
corruptos, las frecuentes muertes a bala y la venganza. Y con ellos, el
infierno de la infamia. Cría fama y échate a dormir.
A mi llegada al barrio, nombrar El
Cristo era como nombrar a Satán. Era difícil que alguien nos visitara, y hasta
que un taxi acercara a cualquier vecino a su casa. Tampoco era fácil que
alguien conviniera una reunión de trabajo o de celebración en la comunidad.
Testigos somos de terribles muertes, de tremendas injusticias y de la
impotencia de un pueblo sin ningún poder.
Muerte
Las
niñas cuentan lo ocurrido
como
un mal dormir
Abren
los ojos y se va el recuerdo
Queda
la palabra
para
nombrarlo
Policía
Parecía
que estábamos en guerra
Pa
pa pá - Ra ta - ta ta tá
Los
llevan detenidos
Éste
abraza su sueño
en
huida hacia adentro
Final
El combatiente regresó a la batalla perdida con
la intención secreta de borrarse en ella.
Dejó a su espalda los colores ocres y los
verdes remotísimos. Caminó hacia el desamparo y la desmemoria con la
certidumbre de transitar los pasos últimos. Tomó del manantial el sorbo reservado
a su naturaleza simple.
El cansancio lo hizo vulnerable. Los convecinos
extrañaron su antigua lucidez y se sorprendieron de sus decisiones íntimas.
La bella de sandalias leves aherrojó su sentir
en un inesperado giro de los astros.
Se hundió en un abismo de fuego y azufre, dando
cumplido destino al requerido misterio.
Duelo
Las voces roncas gimieron
hasta la partida del pequeño cadáver
Ramos
Sucre
En estas lluvias y descampados
las gentes llegan
a plenar el tiempo
el azar
afloja las carnes
derrite la vida
el insondable misterio
vienen los rituales
que acallan el llanto
que salen a auxiliar
los dolores del alma
que cubren los silencios
se habla y se acuerda
el gesto más solemne
más desprevenido
es un ángel divino
sus alas en la urna
y hasta una aureola
no habrá largos rezos
novenarios escalas
que junto a Dios quedó
el agua bendita se derrama
los desmayos relajan
los cuerpos más cansados
ojos desorbitados
sedaciones olvidos
llantos derramados
los clamores que llegan
a estos valles
y a Dios
las culpas las razones
los deseos los miedos
soledades
el mundo de los muertos
¿quién arrebatará
los cuerpos que nos dejan?
no se lo lleven –claman
son las fuerzas oscuras
y en plural sorprendente
o tal vez: no te vayas
quédate aquí
tan cerca para siempre
EL
CRISTO COMUNERO
Algo cambió con los sueños del comandante
Chávez ─venidos de otros antiguos sueños: Cristo, Bolívar, Simón Rodríguez,
Zamora, Guaicaipuro─. Este pueblo de raigambre campesina y sufriente supo
identificarse con buena parte de su discurso libertario. Supo identificarse con
su corazón de pueblo. Progresivamente nos fuimos empoderando.
La doctora Naimir Ladera está recién
llegada a la Base de Misiones. Se sorprende de la organización de la comunidad,
del buen trato y del apoyo que recibe. Se sorprende por quienes le habían
augurado un “infierno” terrible. No saben
de qué se han perdido –dice Naimir. La comunidad agradece tener una doctora
cercana y atenta en pleno corazón del territorio.
La profesora de cultura cubana, Naida,
apenas ha podido acompañarnos unos meses. Miércoles tras miércoles se ha acercado
a la comunidad con su “flacuchina”, un títere de su creación, que se movió a
gusto entre niños y grandes. Ha intentado no perderse semanalmente este
compartir que valora altamente. Ahora anda organizando su viaje de regreso a su
Cuba natal.
La Base de Misión El Cristo fue
inaugurada hace poco más de un año y se ha convertido en un lugar de
convivencia popular, formación y conciencia. La Casa Comunitaria Peruchito,
casa de cultura, educación, encuentro y espiritualidad, ha sido otro espacio
importante de conciencia colectiva desde hace dos décadas.
Los diferentes consejos comunales
constituidos a lo largo de estos años en la difícil lucha por la construcción
de un modelo más participativo y protagónico, desde las distintas vocerías, han
ido dejando un saldo consolidado de liderazgos de nuevo estilo.
El más reciente CLAP, apuntalado por la
UBCH y organizado por vocerías de callejones y pequeños sectores, se percibe
como un modelo incipiente de poder popular, de debate y contraloría social
genuina.
La organización deportiva ha crecido.
Los resultados de los equipos de básquet de El Cristo dentro de los torneos
municipales organizados, así lo hacen ver.
La educación va avanzando. Muchos son
los jóvenes de El Cristo que ingresan a la universidad y culminan con éxito sus
estudios, cosa muy diferente a la realidad de hace unas dos décadas. Las misiones
Robinson y Ribas han aportado su grano de arena, al igual que el Proyecto de
Educación Alternativa, que funciona en la Casa Comunitaria Peruchito.
Dos blogs de la comunidad, uno de
deporte y otro de cultura, divulgan y dan fe del buen hacer.
Resistir
Cuando la noche nos ataque
Subiremos la tierra
Nos quedaremos Nos reviviremos
Volcaremos agua en el agua Sueño en los que
sueñan
Ramón
Palomares
Resistir hemos hecho
antes que Foucault
reseñara la hazaña
Resistir aprendimos
como arte de vida
como causa común
de los pequeños
Resistir es el nombre
que nos damos
en estas tierras
y en estos tiempos nuestros
Andrés
Tan pariente y no sabes qué son mamones
(tan sólo conoces la canción de Hombres G)
Viene Andrés
Sin otro trámite
me deja una treintena de mamones
sobre el mesón
Sube de La Quebrada
feliz de su disfrute
Aquí sigo
regustando el primero
le doy vueltas a la pepa
la dejo monda
Se ha dado el trabajo de abordar
la escalera abrupta de mi casa
se toma la confianza
de acercarse a mi puerta
Su saludo es la cosecha generosa entre
las manos
y una pregunta simple:
¿Dónde los pongo?
La amistad es una bolsa abierta de
mamones
Con
Silvio Rodríguez, decimos en estos difíciles momentos por los que atravesamos:
Vamos a andar,
en verso y vida tintos,
levantando el recinto
del pan y la verdad…
Vamos a andar,
con todas las banderas
trenzadas, de manera
que no haya soledad…
Vamos a andar
para llegar a la vida.
La ciudad de Los Teques, en el
aniversario celebrativo de su constitución como parroquia, no debe dejar por
fuera a sus comunidades aledañas al casco central. No se puede imponer para la
configuración de la ciudad próspera futura, el prototipo modernizador y
excluyente instalado en la actualidad. Otras comunidades, similares a El
Cristo, tienen mucha riqueza que aportar y mucha palabra que decir: para que no
haya soledad y lleguemos a la vida. Esta crónica abre la puerta…
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